domingo, 4 de agosto de 2013

"Es sólo una amiga"

Voy a intentar remontarme a los orígenes de lo que desembocó en mi separación para poder explicar uno de los motivos de toda esta historia.


En junio de 2012 y después de una dura e interminable mudanza a una casa que por fin nos llenaba, -en la que tendríamos espacio para todo y para todos, que cumplía nuestras expectativas y más concretamente, las mías-, mi marido se iba por una actividad organizada por la empresa con otros compañeros. Lo había hecho dos años antes y no había habido ningún problema. Cómo él se iba y para no quedarme sola en casa con los niños, decidí irme a España a que nos diera un poco la brisa marina y volver todos recuperados a nuestra rutina después de esos días de relajación.

Al volver me encontré una realidad algo amarga, me encontré con su indiferencia y su falta de atención. Antes disfrutaba de volver pronto a casa y disfrutar su tiempo con nosotros y ahora tenía otras cosas en la cabeza, como ir a tomar cervezas con sus amigos, o la fiesta de verano de la empresa en la que se presentó a las 6am sin ni si quiera avisarlo, ya me pondré un día con más detalle. La cuestión es que se distanció y para llamar su atención, yo le presionaba y le decía cosas cómo que debía centrarse y entender que estábamos hasta arriba con dos niños tan pequeños y que dentro de unos años ya habría tiempo de fiestas y salir hasta las tantas, que ahora la situación nos exigía todos los sentidos.

La presión lejos de surtir algún efecto le alejaba cada vez más de mí y le llevaba a la necesidad de irse por ahí a desestresarse, como decía él. 

La cuestión es que un día mientras cocinaba y hablaba con él, me giré y me di cuenta de que estaba con su móvil, sin prestarme ninguna atención y además sonriendo. Le pregunté con quién hablaba y me dijo el nombre de un chico. Yo no le presté mayor atención y seguí hablando pero en un momento que me acerqué a la nevera vi su móvil y vi la foto de una mujer con la que estaba hablando por Whatsapp. Se lo dije y me dijo que no me lo había dicho para que no me enfadara. ¡Vil excusa! 

Este argumento, el de que no me lo decía para que no me enfadara lo ha utilizado hasta la saciedad y no entiendo como se puede ser tan idiota como para no pararse a pensar, -vamos a ver, si lo que estoy haciendo molesta a la persona que tengo a mi lado ¿no será porque tal vez está mal?-. Como mínimo cuestionarse a uno mismo ante esta situación recurrente. La cuestión es que efectivamente este mismo hecho se repitió muy a menudo. A través de esta chica que lo publicaba todo en facebook pude ir viendo todo lo que mi príncipe azul iba haciendo a escondidas. Nada realmente relevante pero lo molesto es que lo hiciese a mis espaldas.

La cuestión es que cuando se lo dije su respuesta fue negarlo y su amiga me bloqueó en Facebook para que no pudiese seguir viendo lo que hacían. Cuando le comenté este otro hecho a mi marido su respuesta fue que como cuando veía esas cosas me enfadaba pues se les había ocurrido que no lo viese. En serio, lo más insultante son las formas al margen de los hechos. ¡Qué pueril!

Poco a poco la cosa fue siendo más descarada y una amiga se los encontró en alguna ocasión. La cosa era obvia pero siempre que le pedía sinceridad para acabar con esta historia y no hacernos más daño la respuesta siempre era la misma "es sólo una amiga".

A esa amiga se la trajo también a nuestro apartamento a España cuando la separación ya era un hecho con el agravante de que dejaron la casa llena de pelos y suciedad y después, mi madre, que prepara la casa para el alquiler vacacional, tuvo que limpiarla por lo que doble humillación, por un lado que venga a mi casa sin mi permiso con su amiga y por otro lado que sea mi madre la que tenga que limpiar la suciedad que ellos dos han dejado. 

Es el día de hoy en que sigue hablando de ella como una amiga aunque en ocasiones haya dormido en su casa y vayan a todas partes juntos o al menos esa fue mi percepción mientras me interesó saber qué hacían. 

Otras ideas brillantes de mi marido han desembocado en problemas realmente graves como llevársela a las visitas con los niños y que mi hijo mayor empiece a tener alteraciones en su comportamiento como para que en la guardería me transmitiesen su preocupación. Esto si que me causó impacto, pero en otro momento y con calma rindo cuentas de ello, que la historia aún no ha terminado.

A veces me he preguntado como una persona que ya se ha separado y que tiene un hijo no encuentra ciertos límites cuando se trata de abordar a una familia. Yo a ella no la acuso de nada, es mi marido y al margen de ella, mi marido es el que me debía explicaciones y sobre todo respeto.

Respeto, respeto, respeto...


1 comentario:

  1. Te voy a decir una cosa,espero que no te molestes por que te ``hable´´ como si te conociera,pero es lo que me sale de dentro.No dejes que esa se acerque a tus niños,evitalo como puedas,yo e estado en la misma situacion que tus nenes y es horrible,ver esa sonrisa falsa por su parte,escucharlos hablar mal sobre la persona que mas te quiere y te proteje,eso te hace mucho daño.Ten muy presente una cosa, una tia que se mete con casados no vale nada,cualquier dia lo dejara como a un perro y entonces se vera solo y amargado y mientras tu seras feliz con tus nenes y con un poco de suerte con un hombre que te merezca

    ResponderEliminar